La vida de Carlyn Romero: Una caja llena de sorpresas y sabor latino


Tiene un acento particular para muchos. Carlyn es esa persona a la que le pedimos que repita dos veces lo que dijo. Quizá la rapidez con la que habla define su personalidad: espontánea, intensa, sin prejuicios y enérgica.

Celebra su cuerpo al ritmo de la música, su danza es una oda de la naturalidad que la caracteriza. Ella es eso: sinónimo de baile, de colores y alegría.

El arte se encuentra en cada fibra de su ser y abraza todas y cada una de sus facetas. Siempre de pie, siempre firme, siempre sonriéndole a la vida. Todos la ven pero a ella no le importa, porque solo quiere bailar.

Aplaude la risa y el llanto, los florecimientos y los ocasos, los éxitos y las derrotas. Toma un pañuelo y se limpia la cara, sabe que el show debe continuar y su carrera apenas comienza.

Es un viaje de toda una vida. Lo que vemos hoy, no es más que el reflejo del sacrificio y trabajo arduo que comenzó en Venezuela, cuando Carlyn Romero era una «chamita«, una niña.

Nacida para el escenario

Desde pequeña estuvo involucrada en el mundo de las artes escénicas. En el colegio, en la casa o en reuniones familiares, sobresalía por sus evidente desborde de talento y no conocía la palabra vergüenza.

«Siempre supe lo que quería ser», expresó con un brillo en los ojos. «En la escuela yo bailaba, cantaba, actuaba, era la reina, hacia teatro y participaba en todas las actividades artísticas».

Su porte e ímpetu se formaron con el pasar de los años, así adquirió experiencia, puliendo sus matices en cada una de las ramas que brinda el teatro.

«Ya no solo quería estar sobre el escenario, sino que también me gustaba la producción, el detrás de escena», agregó.

Por este motivo, ingresó a estudiar la carrera de Producción General en Artes Escénicas a la corta edad de 15 años. Esa era su verdadera pasión, pero representaba todo un reto, especialmente para sus padres que continuamente le decían que “no viviría del arte”.

Todo un desafío. Se planteó el objetivo y lo logró. La joven de tes morena y ojos color café estaba lista para comerse el mundo, y una vez terminado sus estudios comenzó a tocar puertas.

Sin auspiciadores, sin un manager, sin productora, ella sola iba «de aquí para allá y de allá para acá» hasta que conseguía algún papel en un casting. «Nunca nada protagónico, siempre de extras».

Así pasaba los días hasta que la situación política, económica y social de su país la obligó a emigrar y replantearse lo que quería para su futuro.

Un talento que se reinventa

«Yo siempre proyecto las cosas que quiero a largo plazo, por eso decidí irme de mi país», manifestó.

En busca de oportunidades, llegó a Ecuador y fue allí cuando tuvo su primer acercamiento con los videojuegos.

«Fui de visitante al Campus Party, el evento de videojuegos más importante de ese país y estando en una competencia de ‘Just Dance’, la empresa Bonus Level me contactó, me hicieron una propuesta y acepté trabajar con ellos», dijo.

La puerta estaba abierta, y como un artista hace con su lienzo, armó su puesta en escena y comenzó a bailar la nueva melodía que le tocaba la vida. Hizo radio, organizó eventos y fue modelo de diferentes marcas.

Eran jornadas interminables y en sus ratos libres jugaba juegos móviles. Así estuvo durante algún tiempo hasta que descubrió un nuevo matiz.

Swing en la cocina

Además de su desplante escénico, el sabor caribeño y el ‘swing’ que la caracteriza, Carlyn tiene un gran amor que muy pocos conocen: la gastronomía.

Esta arista de su vida la llevó a conocer una industria completamente nueva, en donde tenía mucho que aportar.

«Estudié dos años en al Culinary de Ecuador», sostuvo emocionada, mientras recordaba cada una de las experiencias que vivió en este etapa de su vida profesional.

En la medida que trabajaba y estudiaba, se atrevió a dejar su hogar con solo 18 años, todo para ir tras sus sueños.

Otro comienzo, nuevas oportunidades

Pasó el tiempo y llegó a Chile. El destino la trajo a este país y ella estaba dispuesta a comenzar su danza otra vez. Como todos, llegó con mil sueños, una maleta y unas ganas arrolladoras de comerse el mundo.

No obstante, en esta coreografía, Carlyn bailaba sola. Era ella, su talento y el 1, 2, 3, 4 de la nota musical.

“Yo llegué y mi mundo fue la gastronomía. No pensaba volver a los videojuegos, a pesar de que en Ecuador me fue muy bien, no pensaba seguir por ese rubro». Sin embargo, una llamada cambió todo.

«Me contactaron y no lo pensé dos veces. Siempre he querido estar en la televisión. Nunca dudé de que no iba a estarlo, cualquier oportunidad que me acercara a eso, yo la iba a tomar”.

De esta forma volvió a la escena, al mejor estilo del Ave Fénix que renace de las cenizas. El trabajo de hormiguitas dio su fruto y finalmente lo logró.

«Recibí una llamada. Era para decirme que había quedado en Via X, lo que acepté de inmediato», así despegó su carrera en Chile, misma que no ha parado de crecer como la espuma.

Los reflectores se encendieron para la venezolana y las cámaras están lejos de apagarse.

Ahora, ella va por la vida bailando, cantando, riendo y gozando. Así la podemos ver en Via X Esports, canal donde actualmente es host de televisión para los programas Pantalla Toch, Quiero Start y YuWin.

Cuestionario rápido:

  • ¿Panorama ideal? Ir al parque, a la montaña y desconectarme.
  • ¿Comida favorita? Arepa con caraota, mantequilla y queso.
  • ¿Un color? Verde y amarillo.
  • ¿La última película que viste? Un príncipe en New York 2.
  • ¿La canción que no te cansas de escuchar? Bruno Mars, Anderson .Paak – Leave The Door Open.
  • ¿Videojuego favorito? Pepsi Man y Mario Bros.
  • ¿Cuánto es lo máximo que has estado jugando un videojuego? 5 horas.
  • ¿Actor o actriz favorita? Sofía Vergara y Juan Pablo Raba.
  • ¿Pasatiempo o hobby? Disfruto cocinar, cantar, bailar, muchas cosas.
  • ¿Un sueño? Animar el Festival de Viña del Mar.
  • ¿Un miedo? Perder a mi mascota, Betzy.


Publicado: marzo, 2021


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