#OpinionVXE | Gonzalo Pozo: «Educar para evitar»


Ha sido un tema recurrente en nuestro Panel de Control, donde nos encontramos con la constante mala iniciativa de distintos entes gubernamentales a nivel mundial para regular el uso de videojuegos como entretenimiento para la ciudadanía. Para la generación de los años 90 es algo que pasa desapercibido, dado que no era un tema a considerar como «guía de conductas erróneas». Más allá de decirnos que “¡Ay! ¡Qué violento ese juego!” o “¡Se te van a poner los ojos cuadrados de tanto jugar!”, no había mayores preocupaciones además del extremo ocio que en aquellos tiempos implicaba el sentarse toda una tarde a jugar algo.

Hoy por hoy nos encontramos en una época en la cual la información está al alcance del bolsillo en nuestros celulares o en la comodidad de nuestros computadores; nos enteramos rápida y fácilmente en caso de que pase algo relevante. Es así como muchas tragedias han sucedido, tragedias que han tenido como consecuencia la muerte de cientos de personas. Para nuestro pesar como jugadores, siempre se responsabiliza a los videojuegos como influencia en tales decisiones macabras. Frente a eso, lo primero que deciden los países extremadamente conservadores es limitar el uso de los videojuegos, entre otras iniciativas. Pero, ¿qué pasa con Chile? ¿Qué pasa cuando vemos estas noticias? ¿Cómo sabemos qué deben y no deben jugar nuestros/as hijos e hijas?

Seamos concretos, los videojuegos no son condicionantes de los comportamientos de la gente, en cambio la educación hogareña y el entorno lo son. Es categórico empezar con una conclusión, deben imaginarse, pero no hay otra forma de manifestarlo. Aquí no vengo a escribir motivos, vengo a señalar culpables. La incultura en nuestro país es una recurrencia, el creer directamente en lo que sale en los noticieros es el tema de conversación del día después. Independiente de cómo sea narrado y expuesto, el vox populi se queda con eso, se dejan educar por la pantalla. Orwell tuvo tanta razón.

Lo siguientes es el punto álgido. Hay videojuegos que vienen con una clasificación, la cual según su contenido dice para qué edad es apropiado de jugar (misma indicación que sale desde los tráilers de muchos de los juegos que esperamos). Obviamente no tenemos una cifra exacta, pero deben imaginar cuánto padre o madre ignora tal credencial del juego en el momento de comprarle a su hijo de 8 años títulos como “Grand Theft Auto V”, “Red Dead Redemption 2”, entre otros.

¿Recuerdan la ley de etiquetado de videojuegos? Bueno, la consecuencia de ella fue solo hacer ver muy feas las carátulas de nuestros juegos, es lo único que logró. Mala implementación con cero, pero cero enseñanza acompañándola. Obviamente que salió todo mal, probablemente se asesoraron con gente que tiene nulo conocimiento sobre el asunto.

Entonces, ¿cómo solucionamos este tremendo descalabro educacional que ningún gobierno está cubriendo? ¡MUY FÁCIL! Agarre el mismo celular que usa para ver memes 24/7, dedique 5 minutos de su tiempo (los cuales invertirá una vez en su vida si aprende a la primera) y vaya al siguiente enlace: https://pegi.info/es . Y si sabe inglés, puede complementar con http://www.esrb.org/ . ¿No sabe inglés? ¡No importa! Aquí, su humilde servidor, se ofrece a ayudarlos a entender aquel sitio en inglés a través de las redes que ustedes ya conoce y que están en este sitio.

El etiquetado de juego no es un adorno y debe ser parte de la educación de toda generación. Es algo que se debe hablar en los colegios, en reuniones de apoderados. Sobre todo en esta última instancia mencionada, porque es ahí donde los padres podrían tomar todas las referencias necesarias para acercar a sus hijas e hijos de forma correcta al mundo de los videojuegos, mundo el cual ya no se puede mantener lejos de ellos, es una forma más de entretención. Sean responsables, infórmense, no culpen a los videojuegos de situaciones que tienen lazo directo con los comportamientos domésticos.

Como les dije más arriba, aquí vine a señalar a los culpables: Padres, madres, gobierno, escuelas y jardines infantiles. Todos estos entes que nombro son los absolutos culpables de no tener un control sostenido de lo que juegan los niños y niñas. No es difícil acercarse a ellos en el momento que juegan, ver lo que hay en la pantalla y decir “¿realmente mi hijo/a debería jugar algo así?”. Dejen de predicar valores de la boca para fuera y lleven una buena formación valórica a lo más cercano, su casa.


¿Saben? Voy a terminar esta columna con una oferta única. ¿Quieren educación o charlas referente a este tema en sus colegios? Pues no lo duden, pueden acercarse a mis redes, dejar un mensaje y podemos coordinar. Dejemos de demonizar los videojuegos y empecemos a santificar la educación, que es lo único que nos queda para surgir como sociedad.


Publicado: abril, 2019


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